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REVOLUCIÓN MEXICANA

En el lapso revolucionario (1911-1920) la minería registró una fuerte disminución, esto ocasionado fundamentalmente por la inestabilidad socioeconómica y política. Sin embargo para el período 1921-1930 se registró un fuerte incremento. La producción de metales industriales no ferrosos como consecuencia de la restauración de la paz interna, la aplicación de nuevos sistemas de explotación y al crecimiento de la economía estadounidense. En esos años se observó también un aumento en el poder y control de la inversión extranjera sobre la propiedad minera. Un aspecto relevante en este período lo constituyó la promulgación de la Ley Minera de 1926. Este ordenamiento, que de hecho sustituye a la Ley Minera de 1884, contenía modificaciones notables con respecto al dominio del Estado sobre la actividad y sobre los recursos naturales y en el tratamiento a los inversionistas extranjeros. Entre otros aspectos, esta ley estableció los derechos y el control de la nación sobre el subsuelo, discriminó la explotación del subsuelo entre minería, petróleo y otros minerales y determinó una serie de requisitos para el otorgamiento de concesiones. A partir de 1930 se registró primero un constante deterioro y posteriormente se estancó. En los años treinta la crisis del capitalismo mundial ocasionó restricciones en la demanda externa de minerales y un descenso sostenido de las inversiones. Ello se manifestó en la casi total paralización de las actividades exploratorias y consecuentemente de la explotación de nuevos yacimientos (aunque los efectos más agudos tuvieron lugar en el lapso 1930-1940, el estancamiento continuó hasta 1960) Pero con la Ley Minera de 1930 se introdujo el concepto de Reservas Mineras Nacionales y se creó la Comisión de Fomento Minero (estos aspectos empezarían a tener plena vigencia durante el periodo cardenista) Asimismo, en 1934 se introduce un régimen fiscal más progresivo por medio del establecimiento de tasas impositivas elevadas a la producción y a la exportación de minerales, con el fin de absorber una mayor proporción del excedente económico minero y reducir las ganancias de los consorcios extranjeros. Estas disposiciones, orientadas a atemperar el dominio foráneo sobre los recursos naturales del país, junto con la decisión de no explotar extensas áreas del territorio mexicano antes que ponerlas en manos de empresarios extranjeros, provocaron la disminución de capitales externos. Otros factores que influyeron para que la producción y las inversiones se estancaran, fueron la canalización de inversiones a otros sectores más productivos o rentables y el surgimiento de nuevos productores en el mercado mundial. Durante el decenio de los sesenta, el Gobierno estableció la estrategia conocida como "mexicanización de la minería". Esta polítIca impulso a los monopolios extranjeros la obligación de asociarse con capitalistas mexicanos en las diversas empresas mineras. Los objetivos que buscaban realizar fueron los siguientes · Reivindicar en favor de la nación una actividad que tradicionalmente había estado en poder de extranjeros. ·Vincular al sector minero a la economía y a los intereses del país e impulsar su crecimiento

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