Tras el curso de Historia de México a continuación mostraré una serie de trabajos con la recopilación de información a lo largo del curso
Juárez: La guerra de reforma o de tres años.
El 17 de diciembre de 1857, a escasos 15 días que habían asumido la presidencia Ignacio
Comonfort, un desconocido militar, Félix Zuloaga, lanzo el Plan de Tacubaya, donde exigía
la derogación de la Constitución y otorgaba el mando al primer mandatario en funciones.
De manera absurda, el 19 de diciembre el presidente se sumó al Plan de Tacubaya y
desconoció en la práctica su propio régimen institucional.
Por este autogolpe de estado, Benito Juárez protesto enérgicamente ante el general
Comonfort y como respuesta el gobernante golpista orden la aprehensión del presidente de
la suprema corte de justicia. El 11 de enero de 1858, los militares desconocieron a
Comonfort y nombraron presidente de la República a Félix Zuloaga. Ese mismo día el
depuesto mandatario dejo en libertad a Benito Juárez, quien se trasladó a Guanajuato. El 19
de enero de 1858, Juárez se declaró presidente de la República con base en los postulados
de la constitución de 1857. Ignacio Comonfort, por su parte, abandonado por sus
seguidores huyo de la Ciudad de México y se embarcó en Veracruz rumbo a los Estados
Unidos.
Félix Zuluaga mandó promulgar las cinco leyes, con las que derogaba la legislación
reformista: supresión de fueros, obvenciones parroquiales, libertad de imprenta, expulsión
de los jesuitas y desamortización. De manera simultánea, en Guanajuato, Benito Juárez se
rodeó de lo más destacado de los liberales puros para organizar su gabinete: Melchor
Ocampo, Santos Degollado, Guillermo Prieto, Manuel Ruiz y León Guzmán. Los avances
de las fuerzas del conservador Osollo y las derrotas del ejército liberal en Zelaya y
Salamanca obligaron a Benito Juárez a trasladar su gobierno a la ciudad de Guadalajara.
Los mandos de la tropa liberal comandados por Félix Zuloaga se fueron haciendo en la
práctica; la mayoría de ellos era comerciantes, profesionistas y rancheros. En Guadalajara,
el 13 de marzo de 1858 el Coronel Antonio Rosas Landa desconoció el régimen liberal y
aprehendió al presidente Juárez y a sus principales colaboradores. Finalmente recupero su
libertad y pudo trasladarse el 20 de marzo a la ciudad de Colima y posteriormente a
Manzanillo. Una vez en Manzanillo, el presidente liberal y sus colaboradores decidieron
trasladarse al puerto de Veracruz, que era gobernado por Manuel Gutiérrez Zamora. Con la
finalidad de llevar a cabo el complicado viaje decidieron embarcarse hasta Panamá, de ahí
a Cuba, posteriormente a Nueva Orleans y finalmente, en los primeros días de enero de
1859, establecieron su gobierno en el puerto de Veracruz bajo el resguardo de las fuerzas
liberales.
La Guerra de Reforma dividió a la Nación. Por un bando los estados que decidieron apoyar
al régimen federalista: Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas,
Colima, Veracruz y Michoacán. Por el otro, aquellos que decidieron dar su respaldo a los
conservadores: México, Puebla, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango, Tabasco, Tlaxcala,
Chiapas, Sonora, Sinaloa, Oaxaca y Yucatán. Los enfrentamientos más transcendentes que
llevaron a cabo en la zona central y occidente del territorio. Las acciones militares fueron
desfavorables a los liberales, pero en 1859-1860 las condiciones cambiaron
cualitativamente a favor de los juaristas, como se les empezaba a nombrar.
Los conservadores, que presuponían una victoria cercana, iniciaron movimientos internos
facciosos con la finalidad de acceder al poder, de tal forma a finales de 1858 se reclamaron
presidentes de México, Félix Zuloaga y Miguel Miramón. Una vez decidida la crisis
política entre los conservadores, Miramón resolvió atacar a los liberales en su centro
neurálgico, el puerto de Veracruz. En marzo de 1859, se trasladó con un fuerte ejército
hacia las costas del Golfo de México, pero el surgimiento de un conflicto internacional y la
noticia de que tropas al mando de Santos Degollado se enfrentaban a Leonardo Márquez en
Tacubaya y amenazaban la capital de la república, obligaron a Miguel Miramón a levantar
el sitio sobre Veracruz y trasladarse a la Ciudad de México.
Las Leyes de Reforma expedidas en Veracruz en 1859 y 1860 fueron adicionadas con otra
dadas en México en 1861, cuando triunfó en Partido liberal. En 1872, todas las Leyes de
reforma fueron formalmente incorporadas a la Constitución nacional.
Dichas leyes fueron:
1ª. Ley de separación del Estado y la Iglesia, de 1859.
2ª. Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos, de 1859.
3ª. Ley de supresión de las Ordenes Monásticas, de 1859.
4ª. Ley que instituía el Registro Civil, en 1859.
5ª. Ley de secularización de cementerios, de 1859.
6ª. Ley de tolerancia de cultos, de 1860.
7ª. Ley de libertad de Imprenta, de 1861.
8ª. Ley de secularización de hospitales y establecimiento de beneficencia, de 1861.
9ª. Ley de Instrucción Pública, de 1861.
Las rebeliones en contra de la permanencia de Benito Juárez en la presidencia no se
hicieron esperar. Marcelino Villafaña se levantó en armas de 1868 en Yucatán; ese mismo
año José Martínez Palacios en Sinaloa; Francisco Aguirre en San Luis Potosí en 1869;
Trinidad García de la Cadena en Zacatecas en 1870; Miguel Negrete se insurrecciono en
Puebla en 1868.
Este militar trato de unir su levantamiento con el de los campesinos de Chalco, dirigido por
Julio López Chávez, que luchaban contra la propiedad privada en el campo y por conservar
la tendencia comunal de la tierra. La mayoría de estas sublevaciones fueron derrotadas,
pero el motivo de su inconformidad era la persistencia de Benito Juárez en el poder
ejecutivo de la nación y la desigualdad social prevaleciente.
El exiguo presupuesto de apenas 20 millones de pesos anuales era insuficiente para cubrir
los gastos de la administración pública que presidia Juárez; además se tenía que destinar
una cantidad importante para cubrir las necesidades de la lucha contra las constantes
asonadas, razón por la que cada año se acumulaba un déficit de 4 o 5 millones de pesos.
Antonio Martínez de Castro, ministro de Justicia e Instrucción, comisiono al seguidor de la
teoría positivista, Gavino Barreda, para que con motivo de la conmemoración del Grito de
Dolores pronunciaran en Guanajuato un discurso cuyo principal eje fuera la frase
“Libertad, orden y progreso”, que de inmediato fue retomada por los liberales, quienes la
implantaron en todos los aspectos de la vida política de México en las siguientes décadas.
Antonio Martínez de Castro y Gabino Berrada, por instrucciones directas de Juárez,
elaboraron las leyes orgánicas de instrucción pública. Destacadas la del 2 de Diciembre de
1867 que dispuso la educación elemental de forma obligatoria, gratuita y laica. En 1868
fundó la Escuela Nacional Preparatoria en el Antiguo Colegio de los Jesuitas de San
Ildefonso. Otra importante le y de educación fue emitida el 15 de Mayo de 1869 para
organizar la enseñanza en los niveles secundaria, preparatoria y superior.
Se construyó el ferrocarril interoceánico de Tehuantepec a la Compañía Imperial del
Ferrocarril Mexicano. Al rico industrial y comerciante Antonio Escandón le autorizó la
construcción del camino férreo a Veracruz. Benito Juárez en septiembre de 1869 inauguro
la línea férrea de México a Puebla.
Ante la cercanía de nuevas elecciones, los levantamientos armados volvieron a surgir; en
Mayo, en Tampico, el general Olegario Molina se sublevo contra la posible reelección de
Benito Juárez, pero el gobierno envió a Sostenes Rocha para eliminar el descontento.
A la convocatoria a las elecciones para el periodo 1871-1875 presentaron su candidatura a
la presidencia de la Republica: Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz y Benito Juárez.
Los debates se tornaron ríspidos entre los seguidores de los candidatos, inclusive en la
práctica se dio una alianza implícita de los porfiristas y los lerdistas, en contra de la
permanecía de Benito Juárez en el poder.
En esta contienda electoral, las publicaciones s e convirtieron en el eje propagandístico.
Eran la forma mas rápida y efectiva de hacer llegar a sectores amplios del pueblo las
propuestas de los aspirantes cargos de elección. La revista Universal y el periódico El siglo
XIX, en el que escribían liberales modernos, se unieron a la campaña de Sebastián Lerdo de
Tejada. El Diario Oficial, La Paz, El Federalista y El Correo del Comercio se
caracterizaron por los elogios de la obra gubernamental de Benito Juárez. La candidatura de
Porfirio Díaz recibió el apoyo de algunos de los antiguos liberales puros, quienes editaban:
El Mensajero, El Ferrocarril, La Oposición, El Padre Cabo y La Orquesta.
Los resultaos de las elecciones de 1871 no favorecieron con amplitud a ninguno de los
aspirantes y en octubre el congreso declaró electo a Benito Juárez. De inmediato, Porfirio
Díaz demostró su inconformidad y el 13 de noviembre de 1871 dio a conocer el Plan de
Noria, nombre de su hacienda en Oaxaca, donde establecía que “la reelección indefinida,
forzosa y violenta del Ejecutivo Federal ha puesto en peligro las instituciones nacionales”.
Agregaba que el presidente violaba sistemáticamente la constitución al intervenir en los
otros poderes de la unión y atropellar la soberanía de los estados. En este documento
Porfirio Díaz exponía: “En el curso de mi vida política he dado suficientes pruebas de que
no aspiro al poder, a cargo ni empleo de ninguna clase” y terminaba su llamado a la
insurrección contra el régimen juarista con la siguiente arenga: “Que ningún ciudadano s e
imponga y perpetúe en el ejercicio del poder, y esta será la última revolución”.
Juárez tras la insistencia de ministros y amigos, decidió dar un golpe radical contra el clero,
publicando varias leyes que despojaban a éste de los bienes económicos que poseía y le
quitaban la ingerencia en asuntos de carácter civil.
Además de se vieron diversos levantamientos se dieron en Zacatecas, Nuevo León y San
Luis Potosí con poca fortuna para los seguidores del Plan de la Noria. El mismo Porfirio
Díaz se vio obligado a refugiarse en los Estados Unidos, Para la primavera de 1872, la
revuelta estaba prácticamente derrotada.
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