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Los proyectos de nación: monárquico, imperial y republicano

Un día después de la entrada del ejercito trigarante a la Ciudad de México, el 28 de septiembre de 1821, fue instalada la junta provisional gubernativa del imperio de la catedral metropolitana y estuvo integrada por 28 ex realistas. Las primeras acciones de la junta fueron redactar el Acta de Independencia del Imperio Mexicano y adjudicar los cargos a los miembros de la regencia, que se encargarían de gobernar provisionalmente al nuevo país. Está insipiente institución estuvo conformada por Agustín de Iturbide como presidente; ocuparon el cargo de vocales Juan O’ Donojú, Manuel Velázquez de León, José Isidro Yáñez y Manuel de la Bárcena. Días después, el 8 de octubre, falleció Juan O’ Donojú y fue sustituido por el obispo de Puebla, Antonio Joaquín Pérez. Características peculiares del México que recién ingresaba a las naciones Independientes fueron: el arribismo y oportunismo político, la especulación usuraria, el desempleo y mendicidad urbanas, el Bandidismo con tintes sociales, los pronunciamientos militares, las pugnas entre los sectores hegemónicos y desde luego, la abierta intromisión del alto clero, que se negaba a dejar sus prebendas. La integración del espacio que abarcaría el recién constituido país se fue conformando gracias a una serie de adhesiones de antiguos realistas de insurgentes al plan de iguala y posteriormente a los tratados de córdoba, de tal forma la extinción territorial abarco desde la capitania de Guatemala hasta las Californias y todo el sur de los actuales Estados Unidos de América. Esta riqueza geografica fue una de las principales causas de las diversas agresiones imperialistas a lo largo de los siglos XIX y XX. La situación económica inestable, el rechazo al Plan de Iguala y a los Tratados de Córdoba por el monarca Fernando VII, la fuga de fortunas en manos de españoles que se negaban a reconocer la Independencia, la inconformidad de los insurgentes desplazados y negatividad del gobernador de Veracruz, José Dávila, de aceptar la regencia provisional y su posterior atrincheramiento en la fortaleza de San Juan de Ulúa, complicaron los primeros actos de gobierno presidido por Iturbide. Desde el inicio de las liberaciones, los diputados, dividieron en tres bandos: Iturbidistas, Borbonistas y Republicanos. El primero conformado por los antiguos compañeros de armas de Iturbide; el segundo, por conservadores partidarios de que Fernando VII viniera a gobernar a la nueva nación; y el tercero, por lo republicanos antiguos partidarios de la Independencia que eran minoría y que deseaban el establecimiento de un régimen federal a imagen y semejanza del que existía en los Estados Unidos de América.

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